Cuando me despierto
comienzo a soñar.
Me contaron que sólo se soñaba mientras dormías.
¡Pero no!
Yo lo sé hacer en el momento en mi ojo derecho se abre
y el izquierdo también.
Desayuno en el mundo que me imagino,
camino en él y también juego
¡Juego mucho!
Comparto mis sueños contigo y tú los respetas,
eso hace que sienta que no quiero abandonarlos.
Sueño despierta lo que quiero que suceda y,
casi siempre,
me ayudo a que ocurra.
Sueño despierta y dormida.
Nunca dejo de soñar.
(Cuento que nace para poner en valor el respeto a la infancia y a la capacidad de mantener el acto de soñar en la adultez. Y, por supuesto, dedicado a mis hijos y a los tuyos).
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