viernes, 4 de diciembre de 2020

EL CUENTO DE LA INCLUSIÓN



Tengo mundo interior.
Es el lugar que está dentro de mí
y donde puedo ser lo que quiera ser
y hacer lo que desee.
Salgo y entro de él cuando me apetece,
es sencillo para mí.
Mi amigo también tiene uno,
pero él siempre está ahí dentro.
Hay días que asoma la cabeza y me ve,
me saluda y yo lo saludo;
jugamos, nos movemos por el campo y nos sentimos bien.
Otros, a él parece molestarle el ruido,
mis manos tocándole o los demás niños.
Esos días sé que quiero estar cerca de él
(por si necesita ayuda).
Los momentos en los que mi amigo
no tiene ganas de salir de su interior,
siempre estaré cerca…
para que mi mundo abrace al suyo
y él no sienta miedo.
(Para Hugo e Iván, porque juntos son amor).

EL CUENTO DE LOS PADRES


Tengo un papá y es poderoso,
porque tiene poderes mágicos.
Hay días que me mira y sabe lo que me pasa por dentro.
Si lo que siento me hace llorar,
con sólo dos dedos puede adivinar donde se esconde mi risa
y encuentra cosquillas que despertar.
Otros días, él también siente tristeza dentro
y lloramos juntos.
¡Sabes! Los papás también saben llorar.
El mío me lo cuenta y lo agarro de la mano,
dice que soy una gran compañía cuando está triste.
Y, aunque no sé bien dónde se esconde su risa,
sabemos llorar juntos y eso hace,
que formemos un gran equipo.
Mi papá también llora.

EL CUENTO DE LAS CRIATURAS QUE SOY



Soy muchas criaturas.
A veces, soy una criatura divertida,
que sonríe y cuenta chistes.
Otras no, soy una criatura enfadada,
que parece una osa gruñona.
Hay momentos que soy una criatura aburrida
y me asomo a la ventana a mirar.
Otros una criatura que no sabe más que llorar,
una loquita o una criatura cansada.
Soy una criatura distinta según lo que haya sucedido fuera,
según a quién haya tenido al lado o,
incluso, según hayan sido mis sueños nocturnos.
Soy muchas criaturas en una.
Unas me gustan mucho y otras menos…
pero todas son yo y, por eso,
las acepto con fuerza, con valentía y
con ganas de que nunca se pudran dentro de mí.
Por eso, las saco fuera.

lunes, 30 de noviembre de 2020

EL CUENTO DEL CAMPO



Elson es agricultor, cuida la tierra con amor y esfuerzo,
porque sabe que, si lo hace así,
ella le ofrecerá alimento y calma.
La naturaleza nos proporciona a las criaturas humanas
todo lo necesario para vivir,
pero hay veces,
que lo olvidamos y creemos que necesitamos más.
Por eso me esfuerzo en cuidar el campo que habito,
porque no me hace falta más que esté vivo,
para que pueda vivir yo también, contigo y contigo.

EL CUENTO DEL CUERPO



Me gusta mi cuerpo.
Es bonito porque yo soy bonita.
Me gustan mis manos y mis pies,
con ellas dibujo y con ellos camino.
Los ojos me ayudan a mirar el mar
y con la lengua puedo saborear los helados.
Con el culo me siento a gusto en el sofá
y con los oídos escucho Spotify.
Da igual el tamaño o la forma,
el color o el aroma…
La belleza del cuerpo es única en cada criatura humana.
Mi cuerpo es bello porque es el mío,
el tuyo también,
por ser tú el que lo habita.

EL CUENTO DE ESTAR TRISTE



Cuando estoy triste no disimulo.
Estoy triste y me gusta contarlo.
Se lo digo a la persona que está a mi lado
y así me saben cuidar.
A veces, me cuidan las palabras de amor
y otras el silencio.
Pero si no callo la tristeza,
las personas que están conmigo sabrán tratarme con respeto
y me sentiré libre.
No callo la pena y la comparto,
hay momentos que así,
duele mucho menos.

EL CUENTO DE SOPLAR



Iván dice que cuando sopla
la furia, la pena y los malos pensamientos salen de él
y vuelan a otro sitio.
Cuando camina por el campo coge “fulanicos”
y llena los pulmones de aire,
lo deja escapar de un solo golpe
¡fuerte!
Le pregunto que si está enfadado
y me dice que no,
que sopla porque así puede que se vaya al espacio
la furia, la pena y los malos pensamientos
de la gente mayor.
Cuando Iván sopla,
está cuidando el universo entero.

EL CUENTO DE LA INCLUSIÓN

Tengo mundo interior. Es el lugar que está dentro de mí y donde puedo ser lo que quiera ser y hacer lo que desee. Salgo y entro de él cuando...